la estepa florecida

Roberto Malatesta

PUEBLO DORMIDO

El pueblo se ha aquietado,

nadie hay, o se han dormido.

Tan solo las migajas del tiempo en los árboles.

Tan solo corre el río que mece una canoa

amarrada a la orilla.

Los únicos que hablan son el viento y los pájaros.

La siesta también duerme al tibio sol de invierno

sobre la hierba seca. No habrá mayores cambios

con el andar del día:

algún ladrido leve, algún tapial que cede.