por si vienen
entre cazuelas y sartenes humeantes sobre el fuego
pelan cebollas sus pensamientos
se enredan en sí mismos
en sus manos
que no dejan de pelar cebollas
de vigilar
de atesorar sus invencibles armas
remueve
sazona
se asoma a los vapores
al crujir de los sartenes
a la espesa respiración de la cazuela
abraza con los dedos el pimentón rojo dorado
suelta el abrazo
su olor redondo
suave aliento de una boca oculta
palabras que le falta ver crecer
intenta darles la espalda
canta
canta una canción que sabe desde siempre
canta con esa voz tan de niña como entonces
tan distinta a la de entonces
canta más horas de las que sus manos pueden cantar
se queda sin aliento
abre la heladera y tira a la basura el guiso de lentejas
ése que hizo el otro día en vano
se saca el delantal y enciende la radio
como quien abre una ventana