la estepa florecida

Estela González

por si vienen

entre cazuelas y sartenes humeantes sobre el fuego

pelan cebollas sus pensamientos

se enredan en sí mismos

en sus manos

que no dejan de pelar cebollas

de vigilar

de atesorar sus invencibles armas

remueve     

                sazona 

se asoma a los vapores

al crujir de los sartenes

a la espesa respiración de la cazuela

abraza con los dedos el pimentón rojo dorado

suelta el abrazo

                su olor redondo 

suave aliento de una boca oculta     

                palabras que le falta ver crecer

intenta darles la espalda

canta

canta una canción que sabe desde siempre

canta con esa voz tan de niña como entonces

                tan distinta a la de entonces

canta más horas de las que sus manos pueden cantar

                    se queda sin aliento

abre la heladera y tira a la basura el guiso de lentejas

ése que hizo el otro día en vano                     

                se saca el delantal y enciende la radio  

                        como quien abre una ventana