la estepa florecida

Alejandra M. Boero Serra

CÁLAMO

El maestro calígrafo
mira los rollos,
escoge el de piel de cordero,
lo huele.
Allí su pluma,
noventa y nueve veces,
borrará un nombre.

Su arte sabe perderse
en la belleza de las formas.

El maestro calígrafo
confía sus trazos
a una caña,
a la insistencia de un nombre,
al lábil vacío
de su mortalidad.