Aquí en el pecho
Los latidos del río son estas piedras soleadas
que guardamos aquí en el pecho.
Cuando el silencio se expande
el corazón busca en su peso el momento de la palabra
y luego escucha cómo el fruto se desnuda
en esa voz que renace
cómo se disipa la noche en esa tibia hondonada de fuego.
Corre vida a muchas voces bajo el vientre del alba.
Quien susurra una canción ahora
se hace presente en el viento y largamente entona
el ondular en flor del agua.
Es alguien que nada espera de este cielo
que corre y serpentea para ser.
Desde el fondo quieto de esos latidos
tú y yo nos detenemos a escuchar.