Voces
Te pregunto si llueve todavía.
Una pregunta tan torpe como pretender,
ahora, desde aquí,
saber
si es de día o de noche,
como si se pudiera responder
así nomás
a ciertas cosas.
Es otro continente, me decís.
¿Acaso cambia algo si sigue lloviendo?
No es lo mismo, diría
y me acerco
más
a la ventana.
-Está oscurísimo.
-No se puede pretender otra cosa
a la madrugada.
(¿De dónde viene esa voz?)
Me alejo. Alguien se puso a silbar.
Silba y sostiene con su sonido el mundo.