¡Bendita madrecita, Difunta Correa!
No hay camino tan preciado
como el que se camina
por primera vez
dirán lo que dirán
allá con ellos
ni santa ni devota
mujer me llama
mujercita mía
y entonces sin pensarlo
voy tras él
llevo mi guagüita a cuestas
y algunas pocas provisiones
para el viaje
sé que pronto se abrirá el desierto
y ahí probaré mi amor
bajo un cielo de algarrobos